HIPERREALISMO
MONOCROMÁTICO
LA PERSONA DETRÁS DEL PINCEL
La obra de Raúl Contreras, en blanco y negro, atrapa de forma abrumadora, con una fuerza especial. Su atemporalidad, su elegancia, su juego entre la simplicidad y lo complejo…su destreza con el contraste entre las luces y las sombras, para crear una realidad paralela en la que poder explorar cada mínimo detalle, es fruto de la mezcla perfecta entre el don y la pasión.
Texto Irene Mendoza / Ilustraciones Raúl Contreras


No es consciente de ello, pero Raúl Contreras forma parte del selecto grupo de artistas capaces de zambullir en su mundo al espectador con cualquiera de sus obras. Es un mago del pincel y del matiz, que se recrea en los detalles y disfruta manejando el realismo con tal destreza que acaba por generar confusión. ¿ Es una foto o un lienzo? Su principal aliado: el blanco sobre negro. Porque, como él mismo dice, “ el trabajo en blanco y negro tiene otra expresividad; otra expresividad de la que estoy enamorado. Desprende encanto o sabor a pasado, es una forma de representación de la realidad mucho más poética”.
Sus amigos pintores llaman a la técnica de Raúl Contreras “Hiperrealismo Monocromático”. Y me parece un término muy acertado. “Me encanta que en mis cuadros se respire el ambiente de los talleres. Fijarme en las texturas: que se vea y se sienta que es cuero o pintura lacada, que se distinga el aluminio del motor, no esconder los cables…” Lo cierto es que el modo de trabajar de Raúl parece premeditado; pero, como casi todo lo mejor de la vida, fueron la casualidad y las circunstacias las que le llevaron a esa técnica que ahora domina, cambiando sus óleos, el aguarras y la esencia de trementina por pinturas al agua. Bendita serendipia.
“Classic Motorrad Maler: pintor, motorista y fotógrafo”. Eso reza en la web de raúl, granadino fiancado en Alemania desde hace ya casi 20 años. “Podría decirte, como decía Groucho Marx: Señora, soy un hombre con muchas facultades”. Y tras haber tenido el placer de conocerle personalmente, he de decir que es una afirmación cargada de razón.
“Estudié fotografía en Granada y tuve la suerte de poder trabajar con profesionales muy buenos, como Maribel Fajardo, que no solo tenía buen ojo, sino que también me enseñó la pasión y el cariño por el oficio. Pasé muchas horas en el cuarto oscuro, soy de la antigua escuela del blanco y negro, de cuando había que retocar las fotos con pincel para que quedasen prefectas. Sin motas de polvo ni pelusas…¡Usaba un pincel de 5 ceros!”
Es evidente que la influencia de la fotografía está muy presente en su trabajo: “Uno tres cosas en lo que hago: mi amor por la moto, la realidad de la foto y el monocromatismo del blanco y negro”. Pero no siempre fue así.
Además de fotografía, estudió biología, veterinaria y hasta opositó a maestro es intentó crear su propio taller, una experiencia no muy positiva de la que dice, sin embargo, haber aprendido mucho. En Alemania, consiguió la estabilidad en un puesto fijo, pero pasó por un momento complicado cuando, por diferentes circunstancias, perdió a varios seres queridos y decidió que era el momento de dejarlo todo y hacer lo que nunca antes se atrevió a hacer pero, en realidad, siempre había querido. “Hay que aprender a escuchar la vida. Muchas veces tomamos decisiones condicionados, sin ser nosotros mismos, pero la vida nos lleva siempre donde ella quiere”.
Sigue siendo el mismo, aunque antes vivía la vida que le dejaban y ahora está luchando por vivir la vida que quiere. “Rompí con todo, empecé a pintar cada día, cada rato que tenía libre y, por suerte, estoy muy contento de estar viviendo lo que antes era un mero sueño o una ilusión”. Un sueño, de hecho, desde que era apenas un niño, cuando su abuelo lo llevaba de la mano a recorrer los talleres de sus amigos artesanos granadinos: acuarelistas, pintores, orfebres, escultores, artesanos de la tarecea…
En los cuadros de Raúl Contreras, se refleja su tesón y su dedicación, su paciencia y su meticulosidad. Pero, ante todo, se refleja su propia esencia. El amor que les imprime. La pasi¡on con la que trabaja. Que orgulloso estaría su abuelo ahora de ver su obra. Él, que siempre le decía. “Raúl, si haces algo, haylo bien, porque sino es mejor que no lo hagas”.
Reconoce que para él su mayor inspiración son sus dos hijas y, pese a ser un luchador, también tiene mucho de soñador. A pesar de que disfruta como un crío de su BMW R80GS del 91, cuando el tiempo alemán se lo permite, le encantaría poder hacerse con una SANGLAS 400 T y viajar con ella, sin prisas, desde España hasta Alemania. Quizá algún día, ¿por qué no? “ Todos los hombres que han logrado grandes cosas han sido grandes soñadores”, como decía Swett Marden.

