classic motorrad maler

El origen de todo

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Aquí os presento una foto de «aquellos maravillosos años»
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La verdad es…que soy un enamorado de las motos y como en casi todas las relaciones amorosas ¡el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña!

¡Ya desde pequeño mi pasión por las ruedas era patente, como podéis ver en las fotos! ¡Ya desde entonces me encantaba ponerme el casco!

Recuerdo con mucho cariño la Derbi Variant de mi tío y de los paseos que me daba, de pie agarrado al manillar y por supuesto que sin casco.

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Pero sin duda la que más me alucinaba era la Ducati Road de Matías el amigo de mi tío…!como sonaba! Aunque el trayecto hasta mi casa era corto…llegaba temblándome las piernas y con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas de motorista.
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Mi primera “ 2 neumáticos” fue una bici, como me imagino para la mayoría de todos vosotros.

No era una bici cualquiera, era una bici Orbea con frenos de varillas…esa era mi bici cuando todos los niños tenían una BMX, ya apuntaba desde pequeño a mi amor por los “hierros” antiguos.

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Con la Orbea, lo importante era «moverse» en dos ruedas, fue la primera vez que sentí el viento en la cara, las enormes ruedas de 700 me permitían moverme a bastante velocidad y con su peso más el mío…!cuesta abajo ni hablemos! Los frenos eran ya otra cosa…pero cuando uno es joven y lo que quiere es moverse rápido…a quien le importa, ¿no?

En mi camino a la escuela pasaba cada día por la puerta de la casa Vespa, aunque los Vespinos tenían cautivados a la mitad de los adolescentes españoles yo miraba más a la Mobylette de estética más retro y con su motor a la vista.

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Pero ese sueño de adolescente era económicamente inalcanzable, así que seguí disfrutando de la Orbea y de moverme en dos ruedas con «motor de tracción animal» A los 16 años..ya las posibilidades aumentaban….y la yamaha DT 80…. ¡guau! que pasada de moto!! Ya tenía talla de “moto grande”.

Pasaba cada día por el escaparate de la casa Yamaha y me quedaba mirándola sin que ella lo viera, me escondía detrás de los setos para que mi amada no me viera. La veía coquetear con otros…y cuando escuchaba su voz de 2 tiempos y su perfume a aceite lubricante…siempre volvía la cara para verla pasar ¡rápida y veloz!

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En esa época les hacia todas las láminas de dibujo técnico a mis compañeros, mi objetivo era recortar distancias, los 18 años se acercaban, esa fecha que nos parece inalcanzable, contamos los años hasta que llega.. nos parece que va a cambiar el mundo ya vamos a ser mayores el día que llegue… ¡que inocentes! ¡Por fin el carnet de conducir! ¡Las primera experiencia en una maltratada Vespa 200! ¡Como hacía caballitos! ¡ que genio! ¡Si solamente quiero sacarte a dar un paseo!

Aunque era bastante raro….te examinas y aprendes con la moto que menos se parece a las demás motos, las marchas las cambias con un juego de la muñeca izquierda en vez de con el pie, las ruedas…parecen los pies de una Geisha… pero…la verdad es que ¡tiene una cara muy simpática! aquella Vespa blanquita….

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¡Objetivo conseguido!

Recuerdo ese día, el día del examen, la larga espera a la solana para entrar en el circuito…las “S” entre los conos, el trébol…la rampa..y…¡la recta con la frenada al final! Veía como muchos de “los pilotos” que habían suspendido…se subían a su honda CBR, ó a su Yamaha Special y… ¡hasta la semana que viene! Sin duda…era otra época.

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